Que en la carta astral de Walter White predominara el signo de Tauro no debería extrañar a nadie.
Si quisiéramos catalogar nuestro protagonista en un cóctel astrológico estaríamos ante una mezcla de Tauro, Capricornio y Géminis, pero
debido al contenido temático de la serie me voy a centrar en su marcado lado
taurino.
No creo que Vince Gilligan estuviera pensando demasiado en
arquetipos astrológicos durante la escritura del guión, pero una vez más, como
amos y señores del inconsciente colectivo, ellos decidieron manifestarse por su
cuenta para configurar la trama de Breaking Bad.
Y es que hablar de Breaking Bad es hablar de los dos ejes de
una polaridad, de la lucha entre dos fuerzas en oposición.
Es hablar de Tauro y de Escorpio, de la casa dos y de la casa
ocho. Es ,en definitiva, hablar de la contraposición entre permanecer y
cambiar, entre acumular y destruir.
Cuando conocemos a nuestro protagonista no tardamos en
deducir como han sido sus últimos años entre coches mojados y polvorientas
pizarras de instituto. Los eventuales problemas económicos son lo único que
parecen obstaculizar la rutina bastante insustancial de una familia estándar.
El día a día seguiría su curso inalterable de no ser por el
diagnóstico que Walter recibe en la consulta del médico. Un cáncer de pulmón
fulminante amenaza con acabar con su vida en unos meses.
Con la intención inicial de obtener ingresos que dejar a su
familia, nuestro protagonista empezará a producir metanfetamina de manera
clandestina.
El entorno próximo permanecerá ajeno a todo y Walter no
tardará demasiado en iniciar el desdoblamiento de identidad.
Heisenberg, su alter ego sombrío, permanecerá en estado
latente hasta que empiece a ser manifestado en el momento en que se requiera
más control de la situación, cuando deba ayudar a Walter en el campo
de batalla.
En biodescodificación podrían establecer una asociación entre el
cáncer de pulmón y lo no expresado. Las células malignas como el modo de
reivindicación con el que cuenta lo reprimido para manifestarse.
No sería descabellado relacionar la enfermedad de nuestro
protagonista con su alter ego. El cáncer como la manifestación gráfica de la voz de Heisenberg gritando enterrado en su interior. No en vano el tumor remite al mismo tiempo que Heisenberg ocupa gran parte de lo que antes
era Walter, o eso se nos hace creer. El lado oscuro de Escorpio emergerá de las profundidades de
la casa ocho cuando Walter haya tomado conciencia de su propio perecer.En ese momento la creciente angustia del toro le llevará al
negocio de la metanfetamina para asegurar el bienestar material de los suyos.
Ello le enfrentará a Heisenberg, que por su parte,
reivindicará su derecho de
autoafirmación negado durante años.
La voluntad de acumular de Walter retroalimentará las
ansias de poder de Heisenberg y ambos se sumergirán en una bulímia
autodestructiva donde la muerte se convertirá en la habitual moneda de cambio.
El aumento de ingresos será proporcional al aumento de asesinatos.
La integridad de las posesiones de su casa dos
peligrará frente a una casa ocho a la que le es cada vez más difícil
permanecer en la sombra.
Heisenberg representará el lado oscuro de Escorpio, operando
a escondidas para obtener más poder.
Tal vez nada de esto habría sucedido si Walter hubiera sabido reivindicar lo suyo cuando estaba en Grey Matter. Si no hubiera frustrado la voluntad de
autoafirmación de Heisenberg, retirándose al anodino modo de vida por el que optó.
El progresivo desdoblamiento de identidad,iniciado en el momento de conocer el diagnóstico, se zanjará con la aniquilación de la personalidad asumida durante los últimos cincuenta años.
El progresivo desdoblamiento de identidad,iniciado en el momento de conocer el diagnóstico, se zanjará con la aniquilación de la personalidad asumida durante los últimos cincuenta años.
Heisenberg acabará entonces con Walter White definitivamente y se dejará destruir por la enfermedad del mismo modo que el menos evolucionado de los escorpiones haría con su aguijón.
Ambos perecerán ante la imposibilidad de existir como conjunto. Walter se esfumó progresivamente tiempo atrás, Heisenberg, tendido en el suelo del laboratorio, sonreirá satisfecho después de la derrota.
¿Podría haber sido de otro modo?